Si en el momento de la eyaculación el semen tuviese una consistencia líquida, parte del mismo podría salir de la vagina y no ser útil para fecundar al óvulo

En el proceso de reproducción humana, la eyaculación es el primer paso para la creación de un nuevo ser, siempre y cuando los túbulos seminíferos (ubicados en el interior de los testículos) produzcan espermatozoides adecuadamente para que, posteriormente, maduren y se activen en el epidídimo (ubicado en la parte superior de los testículos).
El semen, una vez expulsado al interior de la vagina durante el acto sexual (eyaculación), contiene entre 200 y 400 millones de espermatozoides que tratarán de viajar hacia las trompas de Falopio para fecundar a un óvulo. Se trata de un proceso arduo que conlleva la muerte de millones de espermatozoides. Miles de ellos alcanzarán las trompas de Falopio, cientos lucharán por fecundar al óvulo y sólo uno lo conseguirá. Cuando el espermatozoide fecunda al óvulo se forma el cigoto, una célula compuesta por la unión del gameto masculino (espermatozoide) y el gameto femenino (óvulo) que conformará el inicio de un nuevo ser humano.
A pesar de que un solo espermatozoide fecunda al óvulo, evolutivamente hablando, todos y cada uno de ellos son importantes desde el momento en que se produce la eyaculación. Para comprender esta idea es fundamental responder la cuestión planteada al inicio: ¿por qué el semen es espeso? El semen (conjunto de espermatozoides) es espeso para que, gracias a la acción del fosfato de espermina (sustancia producida por la próstata) y de unas proteínas denominadas semenogelinas (participan directamente en la coagulación del semen), todos los espermatozoides tengan la posibilidad de viajar por el tracto genital femenino (vagina, útero, trompas de Falopio y ovarios) en forma de coágulo para aumentar las probabilidades de que uno de ellos fecunde al óvulo. Si en el momento de la eyaculación el semen tuviese una consistencia líquida, parte del mismo podría salir de la vagina y no ser útil para fecundar al óvulo. En este caso, debido a la disminución de espermatozoides útiles, las probabilidades de fecundación disminuirían. Sabiendo que en un milímetro cúbico de semen hay entre 20 y 150 millones de espermatozoides, comprenderemos la importancia de que la totalidad del mismo cumpla su función evolutiva.

Llegados a este punto, muchos de se preguntarán cómo los espermatozoides pueden viajar libremente por el tracto genital femenino si están compactados en forma de coágulo. Pasados entre tres y cinco minutos tras la eyaculación, la proteína PSA, producida por la próstata, permite que el semen adquiera una consistencia líquida para que los espermatozoides tengan más libertad de movimiento y puedan llegar a su destino (óvulo) con mayor facilidad.
Con el paso de los años, el organismo sufre cambios fisiológicos que pueden modificar la funcionalidad de sus estructuras, y el aparato reproductor masculino no es una excepción. A partir de los 50 años, la erección del pene es más dificultosa porque los vasos sanguíneos se vuelven menos elásticos y los músculos pierden fuerza y la eyaculación disminuye en volumen y potencia debido a la pérdida de fuerza de los músculos eyaculadores. No obstante, contrariamente a lo que muchos piensan, podemos mantener relaciones sexuales satisfactorias a cualquier edad salvo que alguna enfermedad irreversible nos lo impida.
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